Desafío
La provincia de La Rioja se ubica en el noroeste de Argentina, sus tierras van de áridas a semiáridas y su clima seco recibe menos de 200 mm de precipitación por año. La agricultura es una de las principales actividades económicas de la provincia, y es en este contexto que la gestión eficiente de agua (para irrigación y consumo) es esencial. Históricamente, la gestión de aguas rurales ha sido ineficiente e intermitente, mayormente debido a deficiencias en el planeamiento, presupuesto, coordinación y manejo de los sistemas y recursos hídricos. Tales deficiencias no solo redujeron la rentabilidad de los emprendimientos agropecuarios, también dificultaron la satisfacción de necesidades básicas a nivel humano y ambiental. Así mismo, el gobierno de La Rioja generaba menos del 6 por ciento de sus ingresos totales a nivel local, por debajo del promedio provincial nacional del 17 por ciento, más que nada debido a ineficiencias en la gestión tributaria. También se identificaron deficiencias en el presupuesto y las adquisiciones públicas, que actuaban como limitantes para la efectividad del gasto. Una pobre gestión pública limitó el impacto de los servicios públicos en áreas prioritarias, incluida la gestión de las aguas rurales.
Enfoque
El Programa de Fortalecimiento del Sector Público del Banco Mundial se diseñó para combinar intervenciones transversales en la administración pública (gestión tributaria, presupuestación y adquisiciones) centradas en un sector específico. Mientras los resultados de las intervenciones piloto centradas en mejorar el acceso y la gestión en el área de alta visibilidad de las aguas rurales aumentaron el respaldo político para la implementación de reformas fundamentales. Estas reformas incluyeron planeamiento sectorial estratégico y de adquisición, normativas y marcos institucionales, así como estándares acordados de servicio. El racional fue que estas reformas transversales serían más sostenibles si se combinaban con mejoras visibles en el suministro de agua. Esta combinación generaría el capital político y ciudadano necesario. La asistencia técnica fue clave para desarrollar capacidades locales para sostener las reformas.